No acude el tiempo si a tocarte.
No acuden la luz ni el día,
no acuden las horas ni las cruces,
ni el camino circular de las agujas.
No entiendo la prisa si a tocarte.
Se desmiembran los horarios si a tu risa,
no acude irresponsable la conciencia
y llamo levedad a una cordura
que no intuyo en tus muñecas, y en mis ojos
le quitan gravedad a esta armadura
que no entiende de paciencia si a tocarte.
Confundo los pecados si a tu vientre,
me muerdo los labios y me ansio
si a la vez te quiero abrazar con todo el cuerpo.
Me despido, pues, de mi calma y mis principios,
de los hijos del espejo me despido.
Me despido de la paz y la nostalgia
aferrándome a un lejos sin pensarla
ni distinguirla entre mis dedos si a tocarte.
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