Abarloado a inconcluso este navío,
la amura al sur de todo tiempo,
el mañana por la popa, lo perdido:
ganándole a la fe su sotavento.
Otro que agoniza, al que vencemos
tras tanta astilla que quedó en su marejada,
tras tantas cosas que se fueron, jerarquías
de espectrales pabellones ya y vacantes camas.
Poemo hoy pues por revivirme
por disfrutar de la nostalgia mientras sepa
y aún pueda sembrarla otra distinta
que me lleve más en tinta y al nombrarla
alimente los olores que la pueblan:
el azul volver del mar, el amarillo apaciguado
de las semillas y la arena.
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