Si me oyes gritar
no te des la vuelta.
Si me oyes respirar aunque sea lejos,
si descubres que pisé la huella que dejaste
para no dejar ni rastro del camino.
Si me intuyes con los ojos clavados en tu nuca
llamándote sin voces, sobrado de palabras
dejadas contra el viento
para que no puedas olerlas ni escucharlas.
Si sabes que aquí estoy
pataleando en silencio
y tú eres feliz pataleando hacia delante
con eso basta.
Yo me quedo aquí, buscándote
la espalda que tuvo lunares en mis labios.
Tú no te des la vuelta
que si lo haces
ya no puedo imaginarme dónde miras.