2.23.2007

Si yo supiera

A Eugenio



Ojalá yo fuera un buen amigo
de ésos tuyos
que pueblan tu memoria entre veranos,
que llenan de matices la paleta
y curan entre risas cicatrices
volviendo a casa contigo en bicicleta.

Ojalá yo fuera un buen poeta
de ésos míos
que tuviera un par de frases para darte
y un abrigo con ases en la manga
y un alma que ignorara tanto frío.

Ojalá tuviera una palabra que alumbrara
el insondable pozo de la ausencia,
una palabra que explicara,
una palabra que pudiera
devolverle primaveras a este otoño
y robarle a su caduca impertinencia
lo poco que tiene de perenne y duradera.

Ojalá, mi buen amigo, supiera yo
cómo aliviarte tanta pena.

Lo que no te digo

Te sumo al club de mis enojos por querer besarte todo el cuerpo,
por probar el libar de nuestro encuentro
y rompernos de ganas
y hablarnos tan flojo que sólo estando en ti me oigas.
Déjate las cadenas a un lado de la cama para que pueda al fin –como deseo-,
pintarte de sonrojos cada vena.

Pintarte la carne con mi carne con un deseo febril de quinceañero,
chocar mis besos con tus besos hasta que estemos tú y yo solos
para gritarnos al oído débilmente
que yo soy agua de deshielo vacilante
y tú eres cauce del pecado y de su río.

Acariciar tu piel con mis raíces,
empapar mi vientre de rocío salado y denso en fruta de tus labios de algodones
que acaricien el alma dulcemente y apacigüen el incendio en mis entrañas,
ansiosas en secreto de un abrazo húmedo y caliente.

Azar de flor, tu piel, serenamente bella,
llama a un clamor de párpados hambrientos la fugaz locura de una estrella.
Besarías mi pecho de desierto con dulce voz de joven alegría.
Quizá con tus labios rodando por mi cuello... tus manos en mi cara,
mirándote a los ojos juntemos de dos cuerpos
el mismo sueño sólo.

Se pelean mis dedos por tocarte, y a vulnerar la suave piel que te imagino
una caricia lenta y tierna se apresura.
Qué hermoso y qué difícil explicarte esta dulce calentura
pobladora de mis huesos y mis ganas;
Qué hermoso volar sin dueño ni ataduras por el cielo ondulado de tu pecho;
soñar sin sueño con las dunas azuladas de algún mar sin rumbo ni puerto.
Qué tristemente hermoso es que a veces me abandones, habites el mundo
y no sepas nada de todo esto.

Iremos caminando

Ven niña, cierra los ojos.
Dame la mano que te llevo
donde nadie estuvo antes.
Levántate despacio, no despiertes,
sueña, engáñate si quieres
pero vente.

Ven,
vamos a un cielo como tú quieras de verde.
Vayámonos lejos –deambulando-,
a otro mundo al que no lleguemos nunca;
que me gusta contigo no llegar
y sí pensar
que poco a poco quizá vaya llegando.

Iremos caminando, como siempre.
Sabes que no tengo en qué llevarte.

Ven,
duerme conmigo en las estrellas
y no temas
que conozco hueco en un lugar
donde no hay que derrumbar persianas para verlas.

Ven...
prométeme que llorarás cuando te vayas
y que al oeste de tu mundo
volverás, para abrazarme, a aquella playa
oxidando corazones, cremalleras,
aprendiendo a amanecer como la orilla
que cimentó de arena nuestro rumbo
y decoró con sueños sus palmeras.

Iremos caminando, como siempre...
que ya sabes que no tengo en qué llevarte.

2.06.2007

más barro

Este ser sin ser, cansado de estar
a la deriva,
va buscando salidas en los versos,
un sueño al que besar, la despedida
del inverso de alegría en que va andando.

Este ser sin tierra, cansado de pensar
más de la cuenta,
ha perdido los sabores de la tarde;
No es ya tanto la tormenta
como el barro que ha quedado en todas partes.

con la calma

Con la calma voy
sustentando de palillos los cimientos
del castillo de naipes que construyo
en la nube que imagino, a la que huyo
para infringir por lo menudo mandamientos.

Propósitos pretéritos de futuro incumplimiento,
albaranes de cloaca de un “no quiero”
exentos de indulgencia porque puedo
alimentar con vasto pasto flacas vacas.

He arriesgado el luto de las flores
para saciarme de sangre los colmillos.
He arrasado los campos de amarillo
para comerme de un bocado los colores.
He fumado vientos, he matado soles,
les he copiado versos a los grillos,
les he robado peras a los olmos
y para colmo
he sacado del invierno algunos brillos
que bien pudieran ser de primavera.

Ahora que he tenido que matarme
para querer seguir viviendo.

Ahora que traigo quemaduras del infierno
es tiempo de cambiar los cimientos del castillo
y volver a purgar de monaguillo
el mal del alma.

Ahora que aspiro a tuerto entre los ciegos
ya me acerco yo a comprar palillos
pero fumándome un pitillo
y con la calma.

que no araña el corazón


Una cara de cartón, unos ojos con ojeras,
un cáncer de corazón sin flores por primavera.
Un humo color canela en el pulmón,
una vela en el entierro de una ilusión.

Un avión sin chalecos salvavidas,
una herida olvidada en un rincón,
un callejón con salidas al fracaso,
una maleta perdida en la estación
donde arriba el tren impetuoso de la vida,
y dos lágrimas después
llega mi vagón de poeta con retraso.

Una risa olvidada en el olvido,
un beso ansioso sin labios que besar,
un pesar viejo, borroso y cautivo
que, harto de velar, se va durmiendo
al descubrir que no es tu cuerpo ya mi abrigo,
y que, cansado a veces de soñar
no se para ya a soñar nunca contigo.

Una madera carcomida por el tiempo,
un viento que no ondea en tu bandera,
un poema que no araña el corazón,
la prisión de un amor que padece de sordera.

Un rico muerto con mil penas,
mil venas muertas por un pico,
un circo en el que crecen los enanos...
unas manos que no sienten ni padecen.

Unas veces que hacen las veces de penas,
unos peces que confundo, a veces, con sirenas,
una almena sin dragón y sin princesa,
y esta mesa que no se sienta ya a la mesa
y sirve sólo cenas para uno.

Una luna oculta tras el humo,
una cuna... que queda ya tan lejos,
unos viejos parecidos a nosotros.

La carcajada de un monstruo que vive en el espejo
donde un día estuve yo
y ahora... ya no encuentro mi reflejo.

2.01.2007

fin de añO

Abarloado a inconcluso este navío,
la amura al sur de todo tiempo,
el mañana por la popa, lo perdido:
ganándole a la fe su sotavento.

Otro que agoniza, al que vencemos
tras tanta astilla que quedó en su marejada,
tras tantas cosas que se fueron, jerarquías
de espectrales pabellones ya y vacantes camas.

Poemo hoy pues por revivirme
por disfrutar de la nostalgia mientras sepa
y aún pueda sembrarla otra distinta
que me lleve más en tinta y al nombrarla
alimente los olores que la pueblan:
el azul volver del mar, el amarillo apaciguado
de las semillas y la arena.

recomendación

Qué quedará de ti cuando ceniza.
Quién serás cuando no seas
más que polvo y tierra en la colina.

Podrá alguien recordarte como quieres,
leer tu nombre al final de una poesía,
llorarte y, pese a mudo ya, enmudecerte.

Quién serás cuando los bosques ya no guarden
las dudas que sembraron los misterios.
Tú, empeñado siempre en estar muerto, quién serás
cuando de humo estéril, luz de gas,
conviertas tu tesoro en sólo un pecio.

No te ahogues en tu vaso y revive
y pídele a tu mano sus semillas,
que el que muere cada día, si escribe,
se verá siempre de algún modo en esta orilla
cicatrizando ausencia y muertes pese a todo,
siendo eterno ya, ¡que importa si ceniza!

A César

A César Rodríguez:
por sus canciones y aquella charla que tuvimos.



Cuando se balancea y pende el rumbo
de su hebra umbilical hasta la vida.
Cuando es todo entre las vueltas de mentira,
ardiendo yo a su abrazo no me hundo.

Lo que un quizá para ti sea,
es para mí mi yo más esperado,
mi dentro puesto afuera,
la derrota que el destino me ha trazado.

Morirse así es estar más vivo,
que no encuentro brillar sin sus matices,
ni escribir sin su lectura,
ni subirme pese a todo a tanta altura
preparando en versos suturar de cicatrices.

Y te has cruzado tú y tu voz en todo esto,
la voz que nos canciona y acompaña,
la voz que envidio, en la que celo
de no tener a tal efecto tanta maña.

Así, si humano me volviera, te odiaría,
y sólo admiración me ocurre profesarte.
Temor quizá, pueril envidia
de mi mano torpe hacia tu arte.

Imperfecta mi voz un verbo amarra
inacabado de momento a sus oídos.
Que a morirse sobran siempre los motivos
a los que sumo desde ahora tu guitarra.

adormecido

Adormecido el día se adivina
como una condena tras la bruma,
esta luz traicionera entre tinieblas
que viene a poblar mis preguntas de respuestas,

La noche, borrosa, queda atrás,
escondido su manto bajo el suelo,
con su mentira de estrellas me recuerda
que piso yo en la tierra
y no en el cielo.

A la duda que abrigó la noche
le pone broche el día y la desnuda.
Prefiero acogerme a la mentira y a su enmienda
para que el corazón no sepa nada
y nada entienda.


Porque esta pena renace cada día
y ahogada tengo esta coartada de esgrimirla
me sumo a la agonía porque yacen
muertas las poesías de estas manos
tan cansadas de escribirlas.


Me da la sombra lo que el Sol me quita.
Porque la noche cubre, al fin, y desescombra
las ruinas que la luz dejó en este jardín
donde me sobran
veintidós primaveras tan marchitas.

No es por obvio este dolor más llevadero
ni por largo este insomnio una costumbre.
Por llorar no es este hombre menos hombre,
ni esta boca es menos boca
por no reír y no acordarse de su nombre.

Quiero caminar por anchas calles de ignorancia
y no saber que la risa se extingue y que se muere.
No quiero saber el porqué de este castigo
ni entender por qué mi corazón ya sólo quiere
recordar que nunca estuvo vivo.

si a tocarte

No acude el tiempo si a tocarte.
No acuden la luz ni el día,
no acuden las horas ni las cruces,
ni el camino circular de las agujas.
No entiendo la prisa si a tocarte.

Se desmiembran los horarios si a tu risa,
no acude irresponsable la conciencia
y llamo levedad a una cordura
que no intuyo en tus muñecas, y en mis ojos
le quitan gravedad a esta armadura
que no entiende de paciencia si a tocarte.

Confundo los pecados si a tu vientre,
me muerdo los labios y me ansio
si a la vez te quiero abrazar con todo el cuerpo.
Me despido, pues, de mi calma y mis principios,
de los hijos del espejo me despido.
Me despido de la paz y la nostalgia
aferrándome a un lejos sin pensarla
ni distinguirla entre mis dedos si a tocarte.

lanzarote 4:00 AM

A esta hora maldita
en la que era siempre tan temprano

A esta hora
en la que siempre hallaba luces
aún cuando todas se habían apagado

A esta hora maldita
-bendita como fuera en otros casos-
estoy tan solo como estoy, estoy ahogado
marchando firme sin saber adónde voy

A esta hora en que mi lado
me ha dejado tan de lado
todo está peor y aún así
acepto normal la culpa y el dolor
a los que yo mismo –paso a paso- me he avocado

En esta hora en la que sufro sé
-aunque nadie más lo sepa-
que sufro sin medida,
y aún así
no sufro en realidad como debiera.

Sueños que despiertan en la arena

A los fugitivos de la pena y de la vida,
a esta generación perdida en la generación perdida;
rumiando la desazón de las horas muertas
a las puertas a medio abrir de la ilusión.

Para otros se escribieron estos sueños
que soñamos con viejas alas de cera.
Para algún otro creó Dios la primavera,
porque en la espera larga del invierno
perdí yo a Dios y olvidé a mis dueños.

Ojos cansados de siempre mirar al suelo,
ojos llorando a duelo sin tener donde mirar,
almas rotas que se mueren sin saber donde está el cielo,
barcos que fondean en un puerto sin mar.

Bocas de sonrisas amarradas con cadenas,
penas que crecen en el tiempo como agravios,
sueños que despiertan en la arena,
venas... que no terminan en tus labios.

que te muerdes aún las uñas

Tienes que explicarme
qué le digo a la esperanza que destierro
cuando viene a contarme que te ha visto
que sigues siendo tú
que tienes frío
que tiemblas tan flaca, tan bonita
sin botas para el corazón y sin abrigo.

Qué le cuento a la esperanza ¡si la quemo!
y ella vuelve chamuscada y sonriendo
la pobre
que me habla de tu vida y yo me muero
si me dice que vas triste y con coleta
que cuelgas bombones de la azotea
que hasta la pena que gastas es hermosa.

Yo le grito ¡que no la quiero!
que se marche donde nunca pueda verla
pero ella es tan cándida que vuelve
y me mata verla tan contenta
al contarme que te muerdes aún las uñas
como si no hubiera otra cosa en este mundo.

No he podido soportar
cuando me ha dicho
que sigues recelosa de la lluvia
que te falta sol en la ventana
que el invierno se te hace tan jodido

Y yo, que trato de vivir sin esperanza,
lloraba
sin casi darme cuenta
mientras ella –ignorando su condena- me decía
que le parece mentira a estas alturas que no sepas
que el sol lo tienes todo entero
pintado cuando te ríes en las mejillas.

abrazandolejanía

Tuétano de ausencia, casi artrosis.
Cáncer de culpa, sangre inolvidable
incrustada en las uñas que me quedan
las que como de noche ya sin hambre
las que mancan mi piel con su neurosis.

Le pregunto al polvo y no contesta,
casi mejor por si me asusto
con un miedo que sería hasta agradable
comparado a este vacío que protesta
mientras rimo tan torpe mis asuntos.

Es tu cuerpo caliente que me viene
hasta en sueños –como ayer- si es que me duermo
y despierto –como hoy- abrazando lejanía.
Cómo me cuesta sacarte del recuerdo,
quitarme soledad de entre las sienes,
no tirarte piedrecitas al balcón todos los días.

paraserleídaentera

Podría decir
ahora que no me escuchas
que me dejaste solo
cuando más hundido estaba
cuando el mundo que debía existir alrededor ni me rozaba
cuando no sentía ser yo bajo la carne

Podría decir
que te marchaste
rebosando de escombros mi escombrera
dejándome tullido ante el espejo.
Yo, como un toro entrando al ruedo
y mientras tú
poniéndote el mundo por montera

Podría decir
que te odio
¡te odio!
por dejar desnudo el sueño
por alejar los labios de los besos
y velar lejos de mí las madrugadas

Me sería muy fácil
escribirte
la rabia que me brota de las manos
inventarme
cien mil pecados en las tuyas
quitarme las vigas de los ojos
hincharte la paja en tus pupilas

Pero hoy
que ha pasado al menos una vida
resulta que te quiero como antaño
y sigo tu estela sin hallarla
tan lejos de este otoño de mi cielo

Hoy
me faltan huevos
para seguir echándote la culpa
y desde esta noche atroz
(que es hermosa sin embargo)
en mi ventana
ahora que no puedes escucharme
confieso que no entiendo
cómo me podías amar de esa manera
porque incluso yo
que tanto y tanto me quería
me dejé solo
mucho tiempo antes de que tú
vencida ya
hicieras las maletas y te fueras
.