2.01.2007

A César

A César Rodríguez:
por sus canciones y aquella charla que tuvimos.



Cuando se balancea y pende el rumbo
de su hebra umbilical hasta la vida.
Cuando es todo entre las vueltas de mentira,
ardiendo yo a su abrazo no me hundo.

Lo que un quizá para ti sea,
es para mí mi yo más esperado,
mi dentro puesto afuera,
la derrota que el destino me ha trazado.

Morirse así es estar más vivo,
que no encuentro brillar sin sus matices,
ni escribir sin su lectura,
ni subirme pese a todo a tanta altura
preparando en versos suturar de cicatrices.

Y te has cruzado tú y tu voz en todo esto,
la voz que nos canciona y acompaña,
la voz que envidio, en la que celo
de no tener a tal efecto tanta maña.

Así, si humano me volviera, te odiaría,
y sólo admiración me ocurre profesarte.
Temor quizá, pueril envidia
de mi mano torpe hacia tu arte.

Imperfecta mi voz un verbo amarra
inacabado de momento a sus oídos.
Que a morirse sobran siempre los motivos
a los que sumo desde ahora tu guitarra.

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