3.21.2007

Tus perros




Hay
un paraíso que conozco
una nube
que nada tiene que ver con la tormenta
que es mi casa
que me cuida y me llama por mi nombre
¡Esteban! dice
y así vuelvo a palpar su paz templada.

Vuelvo a ser el yo que conocía
el que temía vivir
pero vivía
con una locura digna y hasta hermosa.
Vuelvo a ser el yo que olisqueaba
como un perrillo listo
los aromas que la vida
esconde en el culo de las cosas.

Vuelvo a saber que la esperanza
aunque pequeña y frágil como siempre
sigue viva
a la vista como un tímido horizonte
de las manos de aquél que la cultiva.
Rehabilito barbechos para el alma
que darán sus frutos algún día
Recupero tabiques para el aire
y neuronas y lengua para el habla
tras tanto bucear por cuenta propia
con piedras de adobe en los bolsillos
limpiando el polvo al son de madrugadas.

Vuelvo al gusto por los parques
y a las verdes sombras
de sus árboles torcidos
que entre obras, humo y emetreintas
vienen hoy a recordarme
que vivir no es una opción sino un camino.

Y así hoy
sentado en aquel parque
por donde vimos correr tantas veces a tus perros
he vuelto también
sin casi darme cuenta
a recordarte.
Y todo lo anterior
que tan difícil había sido dar con ello:
mi paraíso mi nube
mi locura digna y hasta hermosa
mi paz templada
todo
desde la esperanza al horizonte
desde la lengua a la neurona
desde el humo a los pulmones
ha perdido en un suspiro
su importancia

He cerrado entonces el cuaderno
he sacado una nostalgia y un cigarro
y allí en ese parque
por donde no corren ya más que los días
he comprendido
que mientras tú revives
y amas
y besas otras venas
y me olvidas
yo estoy aquí sentado
arrepentido
a la verde sombra de mi árbol
esperando dormirme y que dobles una esquina
y le prestes luz a este poema
y te marches de tan lejos
y te sientes a mi lado
y me des una pelota
para poder jugar con tus perros

No hay comentarios: