3.21.2007

Como ésta


La tarde lenta y clara
como un puñal hostil de primavera.

Recuerdo cada tarde que fuera como ésta,
cuando huele a San Isidro por mi barrio
y sale la gente de los bares a la acera.

Me huele la tarde a parque,
me huele a chaouen y me sabe
a precoz sangre de cerezas.

Recuerdo cada tarde que fuera como ésta.
El labio aquél que tuve,
la fiebre aquella tan hermosa.

Litronas, nerviosas manos.
Atardeceres tendidos, eternos.
Infinitos sueños que coronan
en cercanas noches de verano.

Tardes,
tardes, tardes y tardes.
Recuerdo todas las que fueron como ésta.

Le arrebata brillo al gris el verde
en cada árbol que resucitó la primavera.
Yo loco y gris espero
a ese amigo... que no vuelve.
Mi amigo,
que volverá con un balón recién comprado
para jugar al fútbol siempre
en una infinita tarde igual a ésta.

Gente que se va... en fin,
otra gente viene.
Mientras escribo la espero.
Ella es, sin más, todo lo bello.
Lo puro y lo sabio.
Evoca, sin más, todo lo bueno.

Con esos ojos que tiene... tan grandes
que parece que te está mirando el universo.

Se acerca ya, la veo y ahora entiendo
que es fugaz milagro de agua en una cesta
y que yo vuelvo a ser poeta si escribiendo
la recuerdo en cada tarde que fuera como esta.

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