4.22.2010

Cámara en mano

A veces en mitad del día
uno se vacía por dentro.
La tarde entra en una franja
en la que no giran nada más que los relojes
y la vida
pasa por la calle con cara de entretiempo
a la misma velocidad escueta
en la que suelen crecer las plantas.


A veces un día es un paréntesis, un flotar
cámara en mano grabándose a uno mismo.
Para ahora que es de noche ponerme la cinta,
verme hablar, caminar, estrechar manos
y hasta casi ser humano en un par de momentos.


Guardaré la grabación una semana
por motivos de seguridad
pero a partir de entonces será sólo
la arruga más profunda de las comisuras
que besa en el aire cuando pasa
el calendario.


No habrá de este día
más que un hueco,
un páramo sin gasolineras.

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