1.11.2007

Al lado de dolor

Ella era el mal en comprimidos,
la mala leche en polvos, sin sudor.
Una bestia, una calamidad, un error.
¡Era Satán en edición de bolsillo!

El mal genio de mi lámpara de Aladino,
la mala hostia que fui a darme un día
en las piedras que cruzó ella en mi camino.

Era el mal carácter de los viejos,
la mala cara en el espejo,
la lágrima que empaña la mirada,
la pena que me ronda, la madrugada.

La escala sin escalas de Jacob,
la mala sombra del olvido,
la barca de Caronte, a velas y a motor,
mi monte particular de los Olivos,
mi ejecución sin jueces ni testigos.
La noche, el miedo, el terror.

Mi voz en los versos de Sabina,
mi triste canción de cantautor.
La culpable de mi muerte, mi asesina.
El verdugo de mi risa y de mi amor.

Fue el Mal que por bien no vino,
Belcebú con ojos de mujer.
La bruja que robó la primavera,
de entre todas era la peor,
y aún así, de entre todas la primera.

Al final se fue, se marchó
con sus cincuenta cuentas de rosario,
con mi guerra perdida, con su sin razón.

Al final se fue, se marchó
Y, con el tiempo, de ella me quedó
una cruz en mi Calvario
y su foto, en el diccionario...
al lado de dolor.

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