11.29.2010

Odios modestos

Sin distinción
veo a todos esos viejos en la tele
a los Pinochet, los Franco
los Stalin
ese personaje lamentablemente cómico
que es Hitler.

Veo a De Juana
veo a todos esos grimosos coreanos
vestidos de Rambo
exhibiendo cabezas nucleares.
O al loco ese de Irán.
Qué miedo tú.
O al pederasta ese de Austria
a los yanquis gordos que compran metralletas.

Al violador del chándal.
Bueno, en fin
todos esos monstruos que salen en la tele.

Los veo
y me invade la ensoñación poco probable
de contratar un par de negros empapados en crak
que practicaran el medievo con sus culos.
Qué hermoso sería para entonces
tener una katana.

Lo que pasa es que al igual
que ciertas desgracias, ciertos odios
me quedan demasiado lejos.
Uno se desapasiona.

Pero así, de diario
a los padres de los niños
que gritan en el cine
a los que me hacen partícipe
de su reaggeton con el móvil
sobre todo a ese vecino
incapaz de dar las buenas tardes
qué ganas tan plausibles
tan cercanas
de arrimarles una hostia.

Y eso que yo
soy un tipo pacífico.

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