5.04.2010

No es triste todo lo que reluce

Siempre me han dicho que lo que escribo es bastante triste. Vale, entiendo que no soy la alegría de la huerta, y que desde cierto punto de vista puede parecer exactamente eso, pero yo, egosubjetivacéntricamente hablando, opino que no es cierto. O no del todo.

Prefiero pensar que trato de ser irónico, aunque la diferencia quizá sea demasiado sutil. Lo que escribo es simplemente una esperanza. Una liberación. Realmente aún sueño con un mundo pequeño y amable en que mire a las cosas y éstas me devuelvan una mirada diferente. Aún creo en la paz. Aún creo en las palabras. Aún creo que se le puede dar otro significado al término victoria.

También diré que si que es cierto que le encuentro cierto puntito hermoso a la nostalgia, a la melancolía, a ese catacrack que a veces uno oye romperse en el pecho. Hay soledades duras y frías que gracias a las palabras no quedan tan tristes ni tan vacías. Gracias a ello uno puede darles un motivo, mirarlas y entender que pese a pequeño siempre hay un porqué para todo, aunque sea según las absurdas reglas de la existencia, la sociedad, y todos los derivados de la inagotable estupidez humana, aunque sea según un reglamento que no consideramos justo. Siempre hay un porqué. Si no lo vemos no es que no exista, sino que nos cerramos en banda para no entenderlo. Para no aceptarlo.

Más que llorar en vano
prefiero gritar en vano.

“No está mal, como plan si uno quiere ser feliz, intentar entender antes los posibles caminos de la tristeza. Es como conocer el movimiento de las serpientes, has de saber hacia dónde va a moverse si lo que quieres es cortarle la cabeza.” (Haid Qda Esho. Califa, Emir y artista, en general).

1 comentario:

Ana Himes dijo...

Me parece que es una afición preciosa la tuya. Una afición transformada en renglones y poemas que supuran sentimiento en cada línea. Eso es lo más importante... Hay veces que incluso cuando escribimos sobre cosas tristes, lo hacemos teniendo las comisuras labiales estiradas, esbozando una ligera sonrisa que nos hace autoconvencernos (consciente o inconscientemente, razonada o ilógicamente) de que es algo pasajero, humano y quizás aleatorio.
La tragicomedia es uno de los mejores géneros que existen y creo que, aunque tus palabras muchas veces no reflejen esa segunda parte, tu mente sí que comulga con ese júbilo tamizado.

Un beso!

-Ana Himes-
www.anahimes.es