6.30.2007

A partir de las dos la polilla soy yo




A Juan,

al fondo hay sitio.





Perdidos

como una polilla que cambia

su armario por un libro,

a la que se le hacen

enormes las letras en la boca

gigantes las palabras

los renglones eternos porque ella

sigue soñando solamente

con hacerle agujeros a la ropa.


Hubo espacio para todo en este libro

hasta para los días iguales

los mismos lunes con ojeras

los mismos cigarrillos, los cafés,

hasta la misma cara tonta en los cruasanes.


Aquellos meses tristes

mi febrero

tu noviembre

cuando creímos ahogarnos en los charcos

y no supimos poner rectos los renglones

que a veces

nos ocupamos de torcer nosotros mismos.


De aquello hoy me quedé sólo contigo

porque nadie

y cuando digo nadie digo nadie

vino a buscarme hasta ese invierno

en el que ya no hace desde entonces tanto frío.


Ahora cuando lo releo

no suelo pararme en esas hojas

sino que voy, como polilla lista

a posarme sólo sobre lo bueno

que fue mucho, tanto

que desde esta perspectiva

no puedo ni abarcarlo con los dedos.


Tantas mañanas

tantas cosas

tantos sueños

entre clase y clase contados al oído.

También aquellos días,

esa chica,

el corazón latiendo en la garganta

retumbando al verla en el pasillo.


Tantas cosas Juan... y aún así

no me resultan demasiadas.


Míranos

tú y yo en este circo

en el que están tan altos los enanos.

Siempre tú y yo, tanto

que no sé escribir ni una letra más en este libro

si no te tengo al alcance de la mano.

No hay comentarios: