4.30.2007

No te olvides los donuts


Seguro que sabes de qué hablo.
Es esa extraña sensación
de que algo siempre se me olvida.
Las llaves, las gafas, el puto móvil.
Antes de cerrar la puerta
hago recuento y tengo todo,
el metrobús, el boli, mi cuaderno,
y aún así la sensación no me abandona.
Pero suele ser que te das cuenta,
sólo en el preciso instante en que lo necesitas
de aquello que te habías olvidado
cuando es tarde para volver a casa y recogerlo.

A veces llegas al metro tan contento
y te acuerdas de tu libro en la mesilla,
ahí puede estar mientras tú
cabreado y aburrido
miras envidioso a los viajeros
que se acordaron de coger un gratuito
Nunca has necesitado tanto un euro
como cuando quisiste hacer esa llamada,
no sabías que era el hambre
hasta que te dejaste el bocata en la encimera.

Tu amor platónico desnuda... y sin condones.
Otegui, Txapote, De Juana... y tú sin piedras.
El yeti dormido a un par de metros,
Garzón poniéndose unos tiros,
Beckham en el súper, con ojeras,
y tú... sin cámara de fotos.

Me he fumado mil veces el tabaco
que guardé en los otros pantalones.
Curé el más crudo resfriado
con un Clamoxil abandonado
al lado de un papel que dice no te olvides.
Nunca tuviste que andar tanto
como cuando se quedó el walkman en la mesa,
se helaron las piedras aquel día
que no trajiste el gorro ni los guantes,
jamás viste mejor una jugada
como el día en que no llevabas cartas.
Qué decir de aquel canuto
para el que no cogiste un papelillo.

Así es que hoy iba caminando por la calle,
con los cascos puestos,
con el gorro y con los guantes,
el libro de Fante en la mochila,
un par de euros, el tabaco, dos mecheros
y una piedra por si acaso en el bolsillo.
Pese a todo..
esa sensación de olvidar algo.

No supe qué era hasta que la vi pasear por la otra acera
de la mano de un hombre y sonriendo.
Yo, que la miraba de reojo tropecé
y me di de bruces con el suelo y con el mundo.
Me quedé sentado, y la verdad
ya no importó tanto ver que se alejaba
como comprobar que me sangraba la nariz por el porrazo
y yo
me había olvidado en casa de los kleenex.

Ahora
al menos
ya sé lo que me falta.

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