Ladra
ladra inoportunamente
ladra mucho.
Ladra si estornudas
si oye a los vecinos
si limpian la escalera.
Ladra
cuando llaman a la puerta
cuando sale a la calle
cuando entra.
Ladra indiscriminadamente.
Si llaman al timbre o si hay tormenta
si quiere pan
si tiene hambre...
ladra siempre.
Ladra de contento cuando vuelvo a casa
y le da igual de dónde venga
y lo que haya hecho
y se tumba para que le rasque
justo detrás de las orejas.
Es entonces cuando pienso
en el silencio que habrá en esta casa
sin la vieja voz de mi perro.
1 comentario:
Me ha encantado. Será que adoro a los bichejos peludos que ladran tanto, y a los que no ladran también. Me sé de una que me dice que en eso tú y yo nos parecemos.
BESOS
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