10.10.2007

Invitación a la rutina



Mi recuerdo viene de antes
de cuando vivíamos en aquella casa estrecha
con patio interior y con portera,
con cuerdas de tender y transistores llenos de grasa
que gritaban desde las cocinas un boletín informativo,
o los resultados del fútbol.

Y es que en mi memoria
acostumbra a ser domingo.


Aquella ducha siempre fría a última hora
con olor a niño y a colegio de lunes
y esa mala conciencia en la mochila
donde junto a los libros descansaban
las tareas del viernes sin hacerse.

Recuerdo los domingos
con los mismos nervios de un viaje;
mi madre cociendo verduras con la luz apenas encendida
doblando calcetines y jerseys
con una abnegación que casi me entristece

Mi padre ordenando su papeles,
preparando las citas de mañana
cerrando con mimo aquel portafolios
tan usado
que no fue nuevo nunca.

Yo paseaba
del cepillo de dientes a mi cuarto
por entre la melancolía abstracta del pasillo
ésa que inundaba los rincones, la misma
que intuía de niño y que hoy conozco
a mitad por devoción y por azares.

No huelen los domingos como entonces
los tiempos cambian, o nosotros,
como cambió también el siglo y hasta el clima.

Sólo hay algunas cosas que mantienen su nombre
el mismo frío de la ducha,
el mismo miedo
con algunos apellidos y más años
y también el mismo perchero que en aquella casa estrecha
donde esperaban y aún lo hacen
las camisas planchadas de mi padre
igual que un resumen de toda la semana
o una invitación a la rutina.

2 comentarios:

tete dijo...

muchas muchas gracias. quedas añadido para volver. por supuesto. y siempre serás bienvenido. tu calidez y tu sensibilidad con las palabras son adictivas :)
besitos!!!

Pilar dijo...

He encontrado una pequeña librería de poesía. Si te apetece ir, avísame.

Un beso poeta